Tal como señala el Ministerio de Educación de la Nación, en el contexto del aislamiento social, preventivo y obligatorio debido a la pandemia por COVID-19, el cierre de los establecimientos educativos y la continuidad de las clases a través de medios virtuales ha implicado aprender a relacionarnos con los saberes y entre las personas de modos nuevos y diversos. Se pusieron en juego inventiva, solidaridad y mucho trabajo. Las familias contribuyeron a sostener actividades pedagógicas y retomaron conocimientos para compartirlos. Los docentes reformularon sus prácticas para mantener el vínculo con los alumnos y para hacer que los aprendizajes fueran posibles, aun en circunstancias adversas.
Los libros sumados a las clases virtuales fueron soporte de contenidos, propuestas y actividades. Todos los caminos que se han tomado no reemplazan las clases presenciales ni los contactos vivenciales con docentes, ni los intercambios cotidianos entre alumnos. Lo que buscan es brindar una oportunidad para mantener lazos con la escuela y generar espacios para nuevos aprendizajes.
La lectura, el juego, la producción escrita, la plástica, la música, la representación, el trabajo con la tecnología ayudarán a disfrutar la literatura. Y permitirá a los alumnos sentir que un buen libro abre las puertas a mil mundos.
¿Qué estrategias podemos aconsejar desde la didáctica para lograr lecturas exitosas?:
El valor de la literatura para la construcción de los lectores